NESSUN DORMA - Giacomo Puccini
Aria del acto final de la Ópera Turandot
Narra la historia de la cruel princesa Turandot quien, en venganza a una
antepasada mancillada, decapita a sus pretendientes si no le responden tres
adivinanzas. Un príncipe ignoto (Calaf) se postula respondiéndole los tres
enigmas y desafiándola a que sea ella la que averigüe su nombre. Turandot
ordena que nadie duerma en Pekín hasta que se sepa el nombre del atrevido
pretendiente.
Acto I
En la
primera escena el pueblo de Pekín escucha la proclama de uno de los mandarines
del emperador "Popolo di Pechino", por la que hace saber que
la princesa se casará con aquel príncipe que responda correctamente los tres
acertijos impuestos por su majestad. De no hacerlo así, el pretendiente morirá.
Se comunica
al pueblo que el Príncipe de Persia ha fallado; por lo tanto, morirá al salir
la luna. La gente acude en masa a tal acto.
A la ciudad
llega un anciano ciego, acompañado por una mujer que lo guía. Entre la
multitud, el ciego cae al suelo y es recogido por otro desconocido, que
inmediatamente le reconoce como su padre: se revela entonces que el ciego es en
realidad Timur, rey de los tártaros, quien, tras perder la batalla, fue
exiliado junto a una esclava, Liú, que le sirve de guía y mendiga por él. El
desconocido que le recoge no es otro que Calaf, el príncipe tártaro, quien,
ante el gesto de la esclava, pregunta por qué tan noble acto, y ella responde
tímidamente que porque "un día, en palacio, usted me sonrió".
El verdugo
Pu-Tin-Pao aparece ante el clamor del pueblo, que canta sobre la sangre
derramada en el reino de Turandot, la princesa. Todo es jolgorio hasta que
aparece el príncipe de Persia, joven apuesto y sereno, y el pueblo enmudece de
compasión; enseguida piden piedad por su vida.
El desconocido
príncipe que había ayudado a su padre en las calles observa con horror el
espectáculo, y se une al pueblo despreciando tan cruel acto. Pero es allí
cuando hace su aparición la princesa, quien, con un gesto inmisericorde, ordena
al verdugo que prosiga con la ejecución, y vuelve a sus aposentos.
El príncipe
de misterioso origen cae completamente cegado ante la belleza de la princesa,
de tal forma que decide quedarse allí y, sin escuchar las súplicas de su padre y
de la esclava para entrar en razón, decide probar su suerte para conquistar el
corazón de la princesa. Cuando se dispone a golpear el gong tres veces para
entrar a la prueba, tres ministros del emperador, Ping, Pang y Pong, le cortan
el paso para intentar convencerlo de que no se arriesgue por algo así, ya que,
de todas formas, Turandot es solo una mujer y, siendo él tan poderoso, podría
conseguir mujeres a montones.
En ese
momento, algunas cortesanas piden silencio. Liú, la esclava, ruega otra vez al
príncipe que desista, pero él le dice que ya es tarde, y que lo hará de todas
formas, por lo que le pide que acompañe a su padre antes de dirigirse al gong
gigante que golpea tres veces.
Acto II
Cerca del
palacio del Emperador
Los tres
ministros, Ping, Pang y Pong, narran sus desventuras y las situaciones por las
que han tenido que pasar por el capricho de la princesa, hacen un repaso de los
distintos pretendientes que la princesa ha tenido y desean poder por fin volver un poco a sus hogares
para descansar, tras un final feliz con casamiento y poder lograr así un poco
de paz para China.
Desde el
palacio les anuncian que se presenten para el enésimo pretendiente, lo que nos
lleva al siguiente cuadro.
Palacio del
Emperador
Llegan los
ministros, y los guardias y cortesanas se aprestan a la llegada del emperador,
quien preside la ceremonia, aclamado por el pueblo. Él mismo intenta advertir y
detener al príncipe, deseando querer parar con el baño de sangre y no queriendo
"cargar con el peso de la joven vida" por las pruebas pero recibe la
negativa del solicitante. El mandarín lee nuevamente la ley impuesta al
perdedor, quien deberá morir al fallar.
Turandot
aparece en escena y explica el por qué de su fría actitud frente a sus
pretendientes.
Una de sus
antepasadas, la princesa Lou-Ling, fue violada por un extranjero y dejada por
muerta. Ella desea vengarla entonces, imponiendo su prueba mortal a todos los
príncipes que vienen de distintos reinos para conquistarla. Luego, Turandot
misma formula los enigmas.
El primero
es: "En la oscura noche vuela un
fantasma iridiscente. Se eleva y despliega las alas sobre la negra e infinita
humanidad. Todo el mundo lo invoca y todo el mundo lo implora, pero el fantasma
desaparece con la aurora para renacer en el corazón.¡Y cada noche nace y cada
día muere!".
El príncipe
piensa y acierta respondiendo: "la esperanza".
Turandot
prosigue: "Surge como una llama, y
no es llama. Es a veces delirio. Es fiebre de ímpetu y ardor. La inercia lo
torna en languidez. Si se pierde o mueres, se enfría. Si anhelas la conquista,
se inflama. Tiene una voz, que escuchas palpitante, y del ocaso, el vivo
resplandor", y la respuesta al segundo enigma es "la
sangre".
Finalmente, temblorosa y perdiendo la compostura, formula el tercer enigma: "Hielo que te inflama y con tu fuego aún más se hiela. Cándida y oscura. Si libre te quiere, te hace más esclavo. Si por esclavo te acepta, te hace rey". Al verlo dudar por varios instantes, Turandot ríe de la suerte del concursante. Éste, al observarla directamente a los ojos y contemplar su belleza, se reincorpora triunfante y responde: "Turandot".
El consejo
de mandarines acepta la respuesta como correcta y el reino se regocija,
vitoreando al ganador. Entonces, ella clama a su padre por piedad para que no
entregue a su hija en manos de este extranjero, pero el emperador contesta que
la palabra fue dada. El príncipe, al ver la resistencia de la princesa le
propone un nuevo acertijo: si ella adivina su nombre antes del alba, él morirá.
Ella, naturalmente, acepta la apuesta.
Acto III
Noche.
Jardines del Palacio
Turandot
ordena que habrá pena de muerte a todo el mundo que sepa el nombre del príncipe
y no lo diga. Los guardias recorren las calles entonces, pidiendo que nadie
duerma en Pekín.
El príncipe
entonces canta el aria más famosa de la ópera, Nessun dorma (Nadie
duerma) en la noche. Ping, Pang y Pong se presentan nuevamente intentando
convencer al príncipe otra vez para que termine con esto, intentando ofrecerle
mujeres y riquezas, pero él sigue firme en su decisión de conseguir lo que se
propuso. Los guardias, entonces, encuentran a su padre, Timur, y a Liú, a quien
amenazan de muerte para que revele el nombre del príncipe. Llegan la princesa y
Ping, quienes, a través del verdugo, empiezan a torturarla, pero Liú, entonces,
declara que ella sabe el nombre, pero se niega a declararlo incluso diciendo
que pueden torturarla hasta el cansancio, pero ella no cederá.
Turandot
pregunta a Liú el por qué de su fuerza interior para soportar tal dolor, a lo
que la esclava responde que es amor. Le brinda entonces, según sus palabras, su
amor a su señor mediante el silencio del amor inconfeso, agregando que si ella
le brinda su nombre, ella le dará su amor y ya no le quedará nada. Le advierte
incluso a la princesa que ella también caerá rendida a su amor, y en un acto
final de sacrificio por amor, toma una de las armas de los guardias a su lado y
se suicida.
El coro de
la gente de Pekín grita "Parla! Parla! Il nome!", mientras Liú muere
en brazos del príncipe, manteniendo su palabra hasta el final. Su padre, Timur,
se retira junto al cuerpo de Liú, quien es trasladado por los guardias a su
morada final.
Perturbado
por el acontecimiento, el príncipe enfrenta a Turandot recriminándole su
frialdad al derramar sangre inocente y agregando que su "hielo es una
mentira". Tras una larga conversación, el príncipe logra besarla,
quebrando la rígida actitud de la vengativa monarca, al punto de que acepta su
derrota, pidiéndole que no la estreche entre sus brazos. Finalmente, el
príncipe, con resignación revela su nombre: "Io son Kalaf, figlio di
Timur" (Soy Calaf, hijo de Timur). Es el amanecer, y suenan las
trompetas de palacio.
En el
Palacio
El Emperador
se hace presente junto a toda su corte frente a su pueblo, para que su hija, la
princesa Turandot revele el nombre del misterioso príncipe. Todos esperan
expectantes la respuesta y cuando el momento llega, ella responde a su padre
que conoce el nombre del extranjero "Il suo nome è ...Amor" (Su
nombre es... amor). El pueblo estalla en alegría.
*********
CALAF
¡Que nadie duerma!
¡Que nadie duerma!
¡Tú también, princesa,
en tu fría estancia
miras las estrellas que tiemblan
de amor y de esperanza!
¡Mas mi misterio
se encierra en mí,
mi nombre nadie sabrá!
¡No, no, sobre tu boca lo diré,
cuando resplandezca la luz!
¡Mi beso deshará
el silencio que te hace mía!
¡Que nadie duerma!
¡Que nadie duerma!
¡Tú también, princesa,
en tu fría estancia
miras las estrellas que tiemblan
de amor y de esperanza!
¡Mas mi misterio
se encierra en mí,
mi nombre nadie sabrá!
¡No, no, sobre tu boca lo diré,
cuando resplandezca la luz!
¡Mi beso deshará
el silencio que te hace mía!
VOCES FEMENINAS
¡Su nombre nadie sabrá...
y nosotros, ay,
debemos morir! ¡Morir!
¡Su nombre nadie sabrá...
y nosotros, ay,
debemos morir! ¡Morir!
CALAF
¡Noche, disípate!
¡Pónganse las estrellas!
¡Pónganse las estrellas!
¡Al alba venceré!
¡Venceré, venceré!
********************¡Noche, disípate!
¡Pónganse las estrellas!
¡Pónganse las estrellas!
¡Al alba venceré!
¡Venceré, venceré!
Nessun dorma!
Nessun dorma!
Tu pure, o principessa,
nella tua fredda stanza
guardi le stelle che tremano
d'amore e di speranza!
Ma il mio mistero
è chiuso in me,
il mio nome nessun saprà!
No, no, sulla tua bocca lo dirò,
quando la luce splenderà!
Ed il mio bacio scioglerà
il silenzio che ti fa mia!
VOCI DI DAME
Il nome suo nessun saprà...
E noi dovrem, ahimè,
morir! Morir!
CALAF
Dilegua, o notte!
Tramontane, stelle!
Tramontane, stelle!
All'alba vincerò!
Vincerò! Vincerò!
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