miércoles, 24 de septiembre de 2014

Canto a la Estrella - Wagner - (2006)

Canto a la Estrella - Wagner - (2006)

Fragmento de la Opera Tannhäuser.

La leyenda de Tannhäuser apareció por primera vez en el siglo XVI, en una canción que narra la historia de un caballero que había vagado por el mundo hasta llegar a Venusberg (montaña de Venus), el reino de la diosa del amor, Venus, donde disfruta de los placeres de aquel mundo secreto.

Sin embargo, cansado de los placeres que le provee la diosa, se arrepiente y decide volver al mundo real. Venus intenta impedirlo, y Tannhäuser evoca a la Virgen María con lo cual regresa bruscamente al mundo real. Dispuesto a rehacer su vida, Tannhäuser hace una peregrinación a Roma para pedir el perdón de sus pecados, pero el Papa, escandalizado con su relato, le dice que su bastón reseco de madera se llenará de brotes antes de que Jesús perdone a un pecador como Tannhäuser.

Amargado y desilusionado, Tannhäuser vuelve a Venusberg.

Poco después, el bastón del Papa se llena de brotes. El pontífice envía apresuradamente mensajeros que intentan encontrar a Tannhäuser y traerlo de regreso al Vaticano para que sea perdonado, pero el poeta ha desaparecido para siempre, y es el Papa quien es condenado.




Argumento
Acto I Cuadro I.

Monte de Venus
Las sirenas, náyades, sátiros y amorcillos juegan y bailan para distraer a Venus y a Tannhäuser, el que hace tiempo vive seducido por la diosa. Esta se da cuenta de que el caballero ya no se siente tan feliz como antes. Al interrogarle, Tannhäuser le dice que le gustaría volver al mundo. La diosa trata de apartarlo de estas ideas y le pide que cante. El trovador ensalza el amor carnal, aunque echa de menos el que sienten los demás mortales. Venus intenta convencerlo para que se quede a su lado, pero nada consigue. Cuando le deja ir, le vaticina que un día se acordará de ella. Entonces estará dispuesta a perdonarle.

Cuadro II.

Un valle cercano al castillo de Wartburg.
Un pastorcillo vigila a las ovejas mientras canta . Se acercan los peregrinos que se encaminan a Roma. Tannhäuser cae arrodillado a su lado y quiere unirse al grupo, cuando de repente entra una partida de cazadores presidida por el landgrave, quien reconoce al trovador y le da la bienvenida. Tannhäuser no dice de dónde viene cuando le preguntan y sigue con su idea de ir a Roma , hasta que Wolfram le cuenta que Elisabeth está muy triste desde su partida. El trovador al oír el nombre de su amada, decide regresar a Wartburg.

Acto II

Salón del concurso en el castillo de Wartburg.
Elisabeth elogia el lugar que tan grandes competiciones ha visto, el cual volverá a recuperar su brillo con el regreso de Tannhäuser. El trovador por fin se encuentra con la dama, la que llena de discreta alegría le da la bienvenida. Se acerca el landgrave y, al contemplar la alegría de su sobrina, le promete que se cumplan todos sus anhelos.

Llegan los nobles preparados para asistir al concurso. El landgrave recuerda la brillante historia del sitio y promete que la mano de su sobrina será el premio para el ganador del concurso. Se inicia la competición. Wolfram entona la alabanza del amor místico . Tannhäuser le dice que el amor es la pasión de dos cuerpos enlazados. Biterolf le responde que el amor es el sentimiento heroico que defiende la virtud. Wolfram invoca al Altísimo para que le inspire. Tannhäuser, exasperado, entona el elogio del amor carnal y afirma haber estado en el Venusberg. Todos, sobrecogidos, le acusan de blasfemo. Cuando los caballeros se disponen a acribillarlo con sus espadas, Elisabeth se interpone y pide clemencia, pues confía que Tannhäuser volverá a Dios El landgrave afirma que sólo puede hallar el perdón acompañando a los peregrinos a Roma. De pronto se escucha el coro de peregrinos que pasa cerca del castillo. Tannhäuser corre a unírsele.

Acto III

El mismo valle del cuadro II del acto I.
Wolfram contempla a Elisabeth que reza a la virgen. Se acerca un grupo de peregrinos, pero entre éstos la joven no ve a su amado. Tristemente se resigna a morir y pide perdón por sus pecados. Cae la noche. Cuando la joven se marcha, Wolfram, quien siempre la ha querido, canta al lucero vespertino para que la acompañe en su subida a los cielos. De pronto se acerca un hombre cubierto de harapos. Es Tannhäuser, al que su amigo no reconoce. Cuando por fin se da cuenta, le pregunta si ha conseguido el perdón. El trovador, agresivo, le responde que el Papa se lo ha denegado diciendo que asi como su viejo báculo no florecerá jamás, tampoco obtendra perdon ni su absolución a su horrible pecado. Tannhauser declama la Narración: declarando que sólo desea regresar a los brazos de Venus. De pronto aparece la diosa y Tannhäuser corre hacia ella, mientras su amigo trata de salvarle.

Cuando éste pronuncia el nombre de Elisabeth, Venus desaparece con todo su cortejo. En la oscuridad se acerca una procesión de antorchas que portan el ataúd de la joven. Tannhäuser ruega ante el cuerpo de la joven que rece por él y fallece sobre el mismo. En este momento se aproxima un grupo de jóvenes peregrinos que traen el báculo del Papa completamente florecido, símbolo del perdón de Dios a Tannhäuser.

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