martes, 5 de agosto de 2014

Alfonsina y el mar (2002)

Alfonsina y el Mar - Luna y Ramírez (2002)


   De los temas mas emotivos. Frente a la cobardía de no ser capaz de enfrentarse y asumir los designios de su destino, la valentía de dar el paso que terminó con su tortura.




   El sábado 22 de octubre de 1938 una mujer -46 años- deambula en Buenos Aires hacia la estación de trenes, saca un billete, sólo de ida, para Mar del Plata. Se instala en una modesta residencial con el borroso designio de suicidarse. Se dice -la anécdota es oscura- que está enferma, cansada y anhela la muerte como una liberación. Quizás, en un banco desmantelado ocupa largas horas en repasar su vida. Tal vez emplea su tiempo en redactar el poema "Voy a dormir":

Voy a dormir, nodriza mía, acuestame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación; la que te guste; todas son buenas; bájala un poquito.

   Va al correo y envía el poema a La Nación. El lunes permanece la noche en vela con su confusión moral. Es probable que se escucharan gritos de rebeldía y palabras de sumisión. Habla consigo misma. Redacta una carta a su único hijo, Alejandro, de 26 años. A la una de la noche sale y va hacia el mar. Sus biógrafos aseguran que saltó al agua desde una escollera.   

   El mito, sin embargo, más poético y más lleno de espíritu, que se internó lentamente en el mar.

   Horas más tarde, dos jóvenes obreros que paseaban por la playa La Perla encontraron su cuerpo. Era Alfonsina Storni, una de las más importantes poetisas del siglo.

   Alfonsina Storni quedó inmortalizada en la canción "Alfonsina y el mar", de Luna y Ramírez:

   Por la blanda arena que lame el mar su pequeña huella no vuelve más, un sendero solo de pena y silencio llegó hasta el agua profunda. Un sendero solo de penas mudas llegó hasta la espuma.
   Alfonsina Storni era géminis del año 1892. Dragón de fuego. Dijo alguna vez: «me llamaron Alfonsina, que quiere decir dispuesta a todo». Nació en un cantón de la Suiza italiana. Se dice que era alegre, chispeante, aguda y sarcástica.

Madre soltera y feminista, se traslada a Buenos Aires.

   En el verano del 1935, supo la temible noticia: tenía cáncer de mama. Fue operada, pero el cáncer continuó. Pasó depresiones. Desde entonces llama al mar en sus poemas y habla del abrazo de la mar y de la casa de cristal que la espera allá en el fondo, en la avenida de las madréporas. El suicidio contagia el ambiente. En 1937 Horacio Quiroga también se enferma de cáncer. Una medianoche toma su ración de cianuro. Alfonsina Storni lo despidió con versos conmovedores: "Morir como tú, Horacio,/en tus cabales, Y así como en tus cuentos, no está mal". Luego Leopoldo Lugones se envenena.

Storni, le ruega al mar, su cólera, su fiereza:

   Oh mar, dame tu cólera tremenda, yo me pasé la vida perdonando, porque entendía, mar, yo me fui dando: "Piedad, piedad para el que más ofenda". Dame tu sal, tu yodo, tu fiereza, ¡Aire de mar!... ¡Oh tempestad, oh enojo! Desdichada de mí, soy un abrojo, Y muero, mar, sucumbo en mi pobreza.
   
   Al fin, el mar la pidió a ella. Y en el lugar donde bajó dispuesta a todo, un lunes por la noche, hay una estatua en su honor, que mira el mar.

Por la blanda arena que lame el mar
Su pequeña huella no vuelve más
Y un sendero solo de pena y silencio llego
hasta el agua profunda

Y un sendero solo de penas puras llego
Hasta la espuma

Sabe Dios que angustia te acompaño
Que dolores viejos callo tu voz
Para recostarte arrullada en el canto
De las caracolas marinas

La canción que canta en el fondo oscuro del mar
La caracola

Te vas Alfonsina con tu soledad
¿qué poemas nuevos fuiste a buscar?
Y una voz antigua de viento y de mar
Te requiebra el alma
Y la está llamando
Y te vas, hacia allá, como en sueños,
Dormida Alfonsina, vestida de mar

Cinco sirenitas te llevarán
Por caminos de algas y de coral
y fosforescentes caballos marinos haran
Una ronda a tu lado.

Y los habitantes del agua van a nadar
Pronto a tu lado.

Bajame la lampara un poco mas
Dejame que duerma, nodriza en paz
Y si llama él no le digas que estoy,
Dile que Alfonsina no vuelve.

Y si llama él no le digas nunca que estoy,
Di que me he ido.

Te vas Alfonsina con tu soledad
¿qué poemas nuevos fuiste a buscar?
Y una voz antigua de viento y de mar
Te requiebra el alma
Y la está llamando

Y te vas, hacia allá, como en sueños,
Dormida Alfonsina, vestida de mar.

1 comentario:

  1. No soy dado a la sensiblería, pero reconozco que me ha conmovido leer la historia que narras y que desconocía casi por entero, mientras escuchaba la melodía. De algún modo me había golpeado, pero no en esta medida, al escuchar por vez primera hace muchos años la versión de Ariel Ramírez.

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